Cómo tener un vientre plano

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La grasa localizada en abdomen, cintura y caderas es un problema muy común que, con un poco de esfuerzo y constancia, tiene solución. Con una alimentación equilibrada, los ejercicios adecuados y una ayuda extra en forma de producto cosmético presumirás de ombligo en menos de lo que piensas.
Los temidos “michelines”, la cintura poco marcada o unas cadera demasiado abultadas son el resultado de los cúmulos de grasa que parecen sentir predilección por estas zonas, estropeando la silueta.

Los tan odiados lípidos son la reserva energética del organismo, por lo que su presencia es básica para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. El problema radica en que cuando ingerimos hidratos de carbono en exceso, la energía que generan y que no se consume se transforma en grasas localizadas. Las causas de esta excesiva presencia de tejido adiposo son muy variadas: la vida sedentaria, una alimentación incorrecta, el estrés, la propia genética y el sistema metabólico y endocrino.

El “truco” para conseguir moldear la silueta eliminando la grasa sobrante es simple: hay que obligar al organismo a que “tire” de esa energía almacenada. El cómo hacer realidad esta premisa, en principio sencilla, es lo que requiere un plan personal basado en tres puntos: la alimentación, el ejercicio y los productos cosméticos adecuados.

Cómo tener un vientre plano

Cómo tener un vientre plano

1. Alimentación
No se trata de llevar a cabo uno dieta estricta (no quieres bajar de peso sino eliminar grasas). Apúntate a un menú equilibrado que incluya frutas, verduras, hortalizas, carnes magras, pescado y productos lácteos desnatados pero intentando reducir (un poco) las porciones consumidas en las distintas comidas SIN SALTARTE NINGUNA. De esta manera la ecuación resulta evidente: menos calorías = menos energía = el organismo necesitará acudir a la grasa acumulada.

Además sigue estos sencillos consejos:
  • Toma alimentos ricos en fibras como los cereales integrales que favorecerán el tránsito intestinal haciendo que tu estómago se sienta más ligero.
  • Reduce la sal y bebe abundantes líquidos: agua, zumos naturales, infusiones, etc.
  • Haz las cinco comidas diarias (desayuno, tentempié, almuerzo, merienda y cena). Se trata de hacer trabajar a nuestro metabolismo y eso se consigue  haciendo digestiones ligeras y frecuentes y no con largos periodos sin comer.
  • Evita el alcohol y las bebidas con gas. El alcohol aporta muchísima energía que el organismo “quemará” en primer lugar no necesitando recurrir a las grasas acumuladas. Por su parte, los gases producen la desagradable sensación de hinchazón, y dificultan la digestión.
  • Cena de manera frugal y dos horas antes de acostarte.
2. Ejercicio
Es absolutamente necesario para ayudar al organismo a consumir esa energía sobrante. Pese a lo que se suele creer los “terribles” abdominales o los ejercicios específicos para cintura y caderas no son los que más grasa queman en estas zonas. Son perfectos para tonificar y muscular, pero perderás más grasas con una buena sesión de baile que con una tabla de duras sesiones de abdominales.

Son las actividades aeróbicas, aquellas en ponen en marcha todo el cuerpo y hacen trabajar al corazón acelerando el ritmo cardíaco y la respiración, las más indicadas para deshacerse progresivamente de los acúmulos grasos. El aerobic, un paseo en bicicleta, una buena caminata o una sesión de gimnasia de mantenimiento conseguirán excelentes resultados. Si además se combinan con ejercicio específicos, mejor, porque conseguirás fortalecer tu musculatura, pero lo importante es ponerte en movimiento para que el organismo “gaste” sus reservas.

3. Productos cosméticos
No hacen milagros pero son una excelente ayuda y un complemento perfecto a la alimentación y al ejercicio físico. La cosmética actual ofrece magníficos productos de acción reductora capaces de hacer que los lípidos se diluyan y puedan ser eliminados más fácilmente. Geles y cremas a base de activos de cafeína, carnitina, té verde, o distintos aceites vegetales son un “extra” a tener en cuenta para conseguir tu objetivo. En general, se aplican de forma localizada y realizando un suave masaje circular (en ambas direcciones) en la zona para facilitar la penetración del producto.

Para aquellos casos en los que las grasas persistentes resultan muy difíciles de eliminar, existen además numerosos tratamientos cuyo fin es reducirlas con ayuda de inyecciones en la dermis de productos homeopáticos específicos (mesoterapia) o mediante ondas de alta frecuencia o ultrasónicas (cavitación y lipoescultura).

De cara al verano, pon manos a la obra y presume de tu ombligo.

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